La oración es el don supremo que nuestro Padre Celestial ha dado a toda alma. Sin importar cuáles sean nuestras circunstancias, ya sea que seamos humildes o arrogantes, pobres o ricos, libres o esclavos, eruditos o iletrados, amados o ignorados, todos podemos dirigirnos a Él. No tenemos que pedir turno. Nuestra súplica puede ser breve o durar todo el tiempo que se requiera. Puede ser una larga expresión de amor y de gratitud o un ruego apremiante para solicitar ayuda. Él ha creado universos incontables y los ha poblado con mundos. Aún así, tú y yo podemos hablar con Él personalmente, y Él siempre nos contestará.
(Élder Richard G. Scott )
(Élder Richard G. Scott )
0 comentarios:
Publicar un comentario