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martes, 24 de febrero de 2009

LA CONVERSION DE ALMA Y DE LOS HIJOS DE MOSÍAH

MOSÍAH 27

Este magnífico capítulo del libro de Mosíah contiene valiosas y hermosísimas enseñanzas a cerca de la fe y de la conversión. Imagino la triste prueba que estaban atravesando el profeta Alma y el rey Mosíah a causa de la apostasía en la que sus hijos se encontraban. Jóvenes que habían nacido en la Iglesia, de familias dignas del convenio, hijo de profeta e hijos del rey, y sin embargo se hallaban perdidos espiritualmente. Leemos de Alma hijo que se había convertido en un hombre muy malvado e idólatra, dando oportunidad para que el enemigo de Dios ejerciera su poder granjeándose el corazón del pueblo; pues iba secretamente con los hijos de Mosíah, tratando de destruir y descarriar al pueblo del Señor.(ver.8, 9 y 10).
En estas condiciones, se les apareció el angel del Señor, y leemos en el ver. 14 lo que le dijo:"He aquí, el Señor ha oído las oraciones de su pueblo, y también las oraciones de su siervo Alma, que es tu padre; porque él ha orado con mucha fe en cuanto a ti, para que seas traído al conocimiento de la verdad; por tanto, con este fin he venido para convencerte del poder y la autoridad de Dios, para que las oraciones de sus siervos sean contestadas según su fe".
Si seguimos leyendo, en los versículos 29 y 30 se describe su conversión, y en el 32 la consecuencia de la misma: " de allí en adelante, Alma y los que estaban con él cuando el ángel se les apareció empezaron a enseñar al pueblo, y predicando la palabra de Dios con mucha tribulación, pero a pesar de todo esto, impartiendo mucho consuelo, y viajaron, esforzándose celosamente por reparar los daños causados. Finalmente se convirtieron en instrumentos en las manos de Dios para llevar a muchos al conocimiento de la verdad, sí, al conocimiento de su Redentor (ver. 36). ¡QUE MILAGRO TAN MARAVILLOSO!. Ojalá podamos ver "con los ojos de la fe", a nuestros hermanos menos activos como futuros instrumentos en las manos de Dios, y al igual que Alma padre hizo por su hijo, orar con mucha fe en cuanto a ellos.

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